Belleza interior
Vivimos en una época y en una sociedad que nos ha hecho creer que el medir un metro setenta, tener cinturita de avispa y unas piernas estilizadas y largas son requisito para poder ser denominada bella o atractiva.
¿Y cómo no? Si tenemos a una muñeca Barbie como el estereotipo de la mujer perfecta. ¿Realmente creen ustedes que todas deberíamos ser como Barbie? De hecho, encuentro un insulto a la mujer el tener que seguir patrones de belleza tales como esos que han hecho que muchas mujeres y, sobre todo jóvenes, sufran anorexia y bulimia por culpa de un estereotipo, el cual está muy lejos de ser real.
Hoy en día un alto porcentaje de la publicidad y fotografía de modelos de revista están “photoshopeadas” o mejor dicho, están totalmente alteradas. No es cierto que ninguna de ellas tiene piernas sin absolutamente una pizca de celulitis y no es cierto que a los 50 años no tengan una sola arruga. ¡Todos son trucos! Trucos que han hecho que nosotras las mujeres comunes y corrientes nos sintamos frustradas por distar de parecernos a una imagen que en realidad no existe.
Seamos realistas, ¿qué sacamos con tener medidas de “noventa, sesenta, noventa” si dentro de nosotras no hay nada? ¿De qué nos sirve ser altas y delgadas si cuando intentan tener una conversación con nosotras no somos capaces de sostenerla? Es como tener un auto cero kilómetro, espectacular, último modelo pero que no funcione, que no te lleve a ningún lado, que solo te sirva para mostrarlo.
No te dejes llevar por lo que la sociedad te pide que seas, déjate llevar por quien tú quieres ser. No tienes por qué cumplir con estándares de belleza ni hacer cosas que no te nacen solo porque es el último grito de la moda. Muchas podrían estar pensando en este momento que el hombre solo se fija en lo externo y es cierto, en un inicio. Pero créanme que al momento de buscar la compañera de su vida no elegirá a la modelito, sino a la que tenga las virtudes para ser la futura madre de sus hijos.
Muchas mujeres vivimos acomplejadas de lo que no tenemos, queriendo llegar a ser quien no somos, pasando horas en centros de estética, tomando pastillas para adelgazar y sometiéndonos a cirugías plásticas que incluso nos pueden hasta costar la vida.
Ojo que con esto no estoy diciendo que dejemos de ir al gimnasio, que no cuidemos nuestra alimentación o que andemos en pants y chanclas todo el día, aunque sería de lo más cómodo. Me refiero a que debemos invertir tanto en lo interno como lo hacemos en lo externo y lograr el equilibrio.
No olvidemos que en realidad la belleza física se va, a lo largo del tiempo y al pasar los años esta se disipa y lo único que queda es nuestra belleza interior.
En conclusión, quienes somos por fuera es en realidad la proyección de quienes somos por dentro y cómo nos sentimos. Por esta razón, preocupémonos por cultivar nuestro interior, valorarnos como somos, aceptarnos tal cual somos, aprendiendo a sacarle provecho a nuestras virtudes, sin tener que cambiar nuestra esencia.
Si no te sientes bien y no amas a quien llevas dentro, nunca te sentirás satisfecha con el reflejo de tu exterior.