AUTO ESTIMA:

Graciela cree que por no medir metro ochenta ni tener cuerpo de modelo, su novio tarde o temprano la va a dejar de querer. Cada vez que ven la televisión anhela ser como ellas. No puede evitar sentirse celosa por lo que ve su novio, aunque sea a través de la televisión. Graciela se deja llevar por los estereotipos que la sociedad ha construido y constantemente se compara con ellos.

La autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos, sobre nuestras cualidades, capacidades, fortalezas y debilidades. Esta influye en qué tan capaces nos sentimos de desempeñar las tareas que se nos presentan. Se desarrolla de manera gradual, desde que somos pequeños,  siendo la adolescencia una de las etapas cruciales en su formación.

El nivel de autoestima que tengamos depende de las experiencias que hemos vivido a lo largo de la vida. Estas vivencias, positivas o negativas, van formando la autoestima poco a poco.

De niños vamos absorbiendo toda la información que está a nuestro alrededor, como cada una de las frases que nos dicen, miradas, gestos, sonidos. Lo más delicado es que al ser éstas repetitivas, se convierten en su realidad.

Los niños son como una gran página en blanco que se va escribiendo día a día con la retroalimentación que reciben. Si queremos tener hijos con una alta autoestima, no olvidemos llenar esa página de sus virtudes y cualidades y no de sus defectos.

Hay muchos factores que influyen en qué tanto nos queremos a nosotros mismos y en la percepción que tenemos de nuestros atributos y cualidades. Lo mejor de esto es que no importa cuál es la percepción que tengas hoy de ti, esta siempre puede mejorar. Es decir que si hoy tenemos baja autoestima podemos trabajar en ella y llegar a valorarnos y a aceptarnos tal cual somos.

Sé que no es fácil llegar a hacer estos cambios en nuestras vidas, pero el primer paso es cambiar la percepción que tenemos de nosotros. ¿Saben por qué? Porque en la mayoría de los casos esa percepción fue formada por terceras personas, como la maestra del colegio, nuestros padres, el catedrático, el amigo envidioso, etc.

Si tomo los comentarios de la gente como verdades absolutas, la imagen de mí mismo va a depender de cualquiera menos de mí. Por esta razón debemos dejar de lado los comentarios de los demás, por más acertados que parezcan. No se dejen influir.

Así como la baja autoestima se forma día a día, también la alta se construye lentamente. Hagamos un ejercicio, van a dividir una hoja en dos, en una columna pondrán una lista de sus fortalezas y otra de sus debilidades. Pongan al menos 5 de cada una. Deben ser objetivos y no mentirse a ustedes mismos, no pongan lo que desean si no lo que es. Luego harán una reflexión acerca de cómo son en realidad. Y les aseguro que esa lista de defectos no tendrá más que un plan de acción de todo lo que pueden mejorar.

Tú decides la imagen que tienes de ti mismo, para tener una alta autoestima no necesitas que digan cosas positivas de ti. Dite a ti mismo cosas positivas, todos los días.

Y si la historia de Graciela también se te hace familiar, acerca de la percepción en cuanto al físico, no te preocupes. Independientemente de todas las virtudes físicas que tengan las modelos, no olvides que jamás tendrán tu hermoso corazón.