«La falta de paciencia va de la mano con comportamientos agresivos, estrés, frustración, rabia e insatisfacción de la vida en general que nos orilla a tomar decisiones basadas en el tiempo y no en la calidad o el impacto».
“¿Por qué no se apura? ¡Quisiera que el efecto fuera más rápido! ¡Ya no aguanto más! ¿Por qué no viene? Llevo esperando años. Ya me aburrí. ¡No espero más!” ¿Les suena familiar? ¿Cuántas veces en el día decimos frases como estas?
Hace no muchos años, cuando llamabas a alguien a la oficina y la persona no estaba, ¿qué hacías? No podías llamarlo a su celular porque no existían, ni tampoco podías mandarle un correo. ¿Qué era lo único que podías hacer?
Esperar, esa era tu única opción. Simplemente tenías que esperar a que la persona llegara, te devolviera la llamada y que, con suerte, te encontrara. Eso sí ponía a prueba nuestra paciencia.
El ritmo vertiginoso de nuestra vida actual nos ha llevado a querer las cosas de manera inmediata, lo cual ha producido que tendamos a perder la paciencia cuando las cosas no resultan a la velocidad que esperamos.
Un ejemplo actual de esto es cuando tenemos a la mano el celular, esperando que la persona a la que le escribimos lea el mensaje y aparezca el famoso doble check en WhatsApp, y si a esto le sumamos que está “en línea” y ¡no nos contesta!, esa sí es razón para perder la paciencia.
El significado de la palabra «paciencia» nos habla de la capacidad de saber afrontar situaciones difíciles con tranquilidad y calma, lo cual también podemos asociar con la madurez y la tolerancia.
Tener paciencia nos ayuda a mantener el control sobre nuestras vidas y a saber que las cosas sucederán en su debido momento. Adicionalmente nos ayuda a comprender que, por más que querramos que algo suceda, nuestras ansias no harán ninguna diferencia en el resultado.
Veamos algunas estrategias que nos ayudarán a disfrutar de los beneficios de la paciencia.
Vive el hoy
Si estás pendiente de lo que pasará mañana y de lo que no ha sucedido aún, seguro estarás impaciente y expectante por saber el resultado.
Por esa razón, la meditación ayuda mucho a las personas que sufren de ansiedad, ya que cuando meditas estás en el momento presente, observando y aceptando lo que está pasando en ese preciso momento.
Suelta el control
Cuando te sientas impaciente con el tráfico, con el clima, con el cliente o con el auto, piensa: ¿Qué control tengo sobre esto? Y si la respuesta es que tienes poco o ninguno, entonces puedes dejarlo ir.
No podemos tener control sobre todas las cosas que nos rodean, y sobre las que sí tenemos control, aprende a preguntarte cómo las puedes mejorar para no volver a impacientarte.
Respira
- ¿Valdrá la pena gritarle al otro conductor, o a mi hijo porque no hizo la tarea? ¿Conseguiré algo con perder la paciencia?
- Respira hondo y tómale el peso a cómo tus pensamientos pueden estar afectando tus reacciones. No te dejes controlar por el impaciente que llevas dentro, enséñale que tienes control sobre tus emociones y sobre tus acciones.
- Esperar pacientemente nos enseña a vivir la vida minuto a minuto, aceptando y agradeciendo cada cosa que nos sucede y las que no nos suceden, también.