Mis pensamientos: 

¿Has escuchado esa vocecita que vive en tu interior? Una que te habla todo el día insistentemente, incluso hasta en los momentos menos apropiados. Esa vocecita o conversación interna es la forma en que nos hablamos a nosotros mismos.

Se dice que diariamente pasan por nuestra mente aproximadamente  70.000 pensamientos. ¿Qué pensarían si les dijera que más del 50% son negativos? Muchos de ellos marcados por nuestro pasado (lo que hubiésemos), presente (lo que debemos) y futuro (lo que deberíamos). Muchos de ellos tan recurrentes que se vuelven parte de nuestra forma de ver la vida.

El miedo, la tristeza y la alegría que sentimos, nacen de los pensamientos que albergamos a diario en nuestra mente. Uno cosecha lo que siembra. Si siembras negativismo, eso mismo cosecharás.

Si me repito a mí misma que soy pésima hablando en público, ese pensamiento generará el nerviosismo que me llevará a sudar y a tartamudear cuando esté frente al público. Mi cuerpo hará todo lo posible por hacer realidad lo que estoy pensando.

Entonces, si quiero dejar de tartamudear, debo dejar de sentirme nerviosa, pero para dejar el nerviosismo atrás, debo primero cambiar mi forma de pensar.

Suena fácil decirlo, ¿no? ¿Pero cómo llevamos esto a cabo? ¿Cómo logramos filtrar el tipo de pensamiento que nos es beneficioso y desechar el resto?

1.- Acéptalo

El primer paso es aceptar responsabilidad sobre la conversación interna que mantienes día a día. El único responsable de la calidad de tus pensamientos, eres tú.

Recuerda que todo depende del punto de vista en que miremos las cosas y depende de nosotros si queremos ver el lado bueno de la vida.

2.- Escúchate

“No puedo, no soy capaz, me da miedo, me siento solo, estoy harto, no sirvo para nada”.  ¿Has escuchado detenidamente alguna vez lo que te dice tu voz interior?

Comienza a escuchar tus pensamientos en cada momento y hazte consciente de ellos con el objetivo de evaluarlos. Así, cada vez que te escuches diciendo “no puedo”, cuestiónate a ti mismo e intenta encontrar una razón objetiva. Te darás cuenta que en la mayoría de los casos no existe y que las limitaciones a las que te enfrentas están únicamente en tu cabeza.

3.-  Negativo o Destructivo

Cuando has logrado reconocer los pensamientos negativos, debes tener en cuenta que algunos nos ayudan a encontrar nuevas oportunidades de mejora y crecer como personas.

El problema es cuando no los distinguimos de aquellos que son destructivos. ¿Cómo los identifico? Si tu voz interior te descalifica y atenta contra tu confianza y autoestima, estás frente a un pensamiento destructivo. Son estos los que vamos a erradicar buscando el impacto contrario a través de un afirmación positiva.

4.- Refuerzo positivo

Tu meta era correr los 21K, pero llegaste únicamente a los 12K. Tienes dos opciones: culparte y decirte a ti mismo que eres un mediocre o, por el contrario, felicitarte por haber participado y por haber hecho el gran esfuerzo.

Si queremos tener pensamientos positivos debemos aprender a ver cada acontecimientos de la misma manera, encontrando lo rescatable de cada situación. Ver en cada obstáculo, una oportunidad.

5.-  Intercambia

Piensa en los pensamientos más recurrentes que se te vienen a la mente. Elige los menos constructivos que encuentres y busca uno antagónico para cada uno de ellos. Por ejemplo, “Me da miedo hablar en público”, puedes cambiarlo por “tengo toda la capacidad de comunicarme efectivamente”, etc.

Probablemente tengas que trabajar mucho para afianzar estos pensamientos positivos y erradicar de tu mente los pensamientos destructivos. Sin duda, el efecto que tendrá en tu vida hará que valga la pena todo el esfuerzo.

Escúchate. No todo lo que piensas es una realidad. Cuestiónalos.  no dejes que tus pensamientos decidan por ti. Recuerda que quien decide qué pensar, cómo y por qué pensarlo eres tú.

Tú eres el director de tu propia orquesta. Dirígela buscando tu felicidad.

Piensa positivo.