Mente obediente: 

Iba caminando con mi familia por una de esas avenidas concurridas de la ciudad, disfrutando de la música navideña y de las distintivas luces que adornan la época de fin de año, cuando en eso divisé un grupo de personas formando un círculo alrededor de un mimo. Como me encantan los mimos, me quedé viendo un rato. Cuando terminó el show me di cuenta que estaba sola. No había cerca nadie de mi familia. En ese momento sentí un gran vacío en el estómago y mi corazón comenzó a latir a gran velocidad.

Con tan solo 10 años anhelaba, sin suerte alguna, ver en cada rostro a alguien de mi familia, pero solo veía una multitud de gente desconocida. En mi desesperación comencé a correr y a gritar el nombre de mi mamá. Me sentía muy agitada y con una profunda angustia, justo en ese momento abrí los ojos y me di cuenta que estaba durmiendo y que solo había sido una terrible pesadilla.

¿Quién no se ha despertado alguna vez en su vida con alguna pesadilla?  ¿Se han cuestionado por qué razón nos despertamos agitados, con el corazón a mil y con mucho miedo, a pesar de ser solamente un sueño?

La semana pasada hablamos de la habilidad de visualizar lo que soñamos o lo que quisiéramos que se haga realidad. Debido a esto es importante que veamos las razones por las que esto puede convertirse en una dulce realidad, más que una simple fantasía.

¿Pueden creer que la mente es incapaz de distinguir si lo sucedido en una pesadilla fue real o fue solamente un muy mal sueño? Esto se debe a que, mientras dormimos, el lóbulo frontal del cerebro no diferencia la realidad de  la fantasía. Por esa razón es que despertamos con las sensaciones propias de haberlo vivido. Esto me hizo pensar que si la mente cree que nuestros sueños son reales y enciende todas las alarmas de nuestro cuerpo para que reaccione, ¿no creen que podemos convencer a nuestra mente de lo que queramos? Esto nos daría la posibilidad de programar nuestra mente haciéndola creer que ya estamos viviendo lo que anhelamos.

Como la mente es muy obediente, comienza a generar todos lo cambios correspondientes, tanto en nuestros pensamientos como en las emociones y comportamientos, para ajustarse a la realidad que hemos creado. Es importante aclarar que la mente obedece a los pensamientos positivos así como a los negativos. Por lo tanto, si tenemos un pensamiento negativo recurrente sobre un acontecimiento en específico, esto nos predispondrá a los resultados que en nuestra mente previamente hemos creado. Por ejemplo, si un vendedor sale a la calle asumiendo que no le va a ir bien en la cita, lo más probable es que la mente condicione al comportamiento a hacer todo para que le vaya mal.

Por esta razón, si tomamos en cuenta que lo que visualizo en mi mente puede convertirse en una realidad, debemos visualizarnos positivamente para obtener los resultados que queremos. Recuerda que la mente es muy obediente y te hará caso en hacer realidad lo que visualices. Deja de lado la realidad que puedas estar viviendo y visualízate en lo que quisieras vivir y en la persona que quieres llegar a ser.

“El hecho de que tengas un deseo o un sueño, significa que posees la capacidad de llevarlo a cabo”.

-Robin Sharma