Pensado con qué tema abrir el año, llegué a la conclusión que una de las aristas que más vemos en el ámbito empresarial es el encontrar el verdadero “deseo de servir”. La palabra servir tiene muchos significados, esto ha hecho que cada uno de nosotros la percibamos de diferente manera.
De hecho, algunos podrán verlo como algo honroso, otros como algo tedioso y para otros puede llegar hacer incluso denigrante.
La palabra servicio ha sido utilizada excesivamente y lamentablemente se le ha dado en muchas ocasiones un uso negativo. Es común ver las expresiones de los trabajadores de una empresa, en el momento en que los gerentes o directivos les hablan sobre servicio al cliente, por ejemplo.
Es la típica expresión facial de “otra vez la misma historia”. En mi opinión, el servir es una elección no una imposición. Yo puedo llenar una empresa de protocolos, normas y códigos de conducta pero, lamentablemente, si a mi personal no le nace servir, será muy difícil que consiga frutos a largo plazo.
A fines del año pasado, estaba en un supermercado buscando la caja que estuviera más desocupada, cuando me encuentro de frente con un cajero. Al acercarme no pude evitar ver su expresión de desagrado hacia su trabajo, se notaba que no le gustaba y que lo único que quería era salir corriendo de ese lugar lo antes posible.
Me acerqué a él y le pregunte ¿Está atendiendo? Su respuesta fue una cara de “Y qué más me queda” a lo cual no pude evitar decirle “le pregunto, ya que por su expresión pareciera que no me quiere atender”. En ese momento se le abrieron los ojos y reaccionando me dijo “no seño, pase, con gusto la atiendo” . Cuando no nos nace servir, se nota. Quizás nosotros no nos damos cuenta pero nuestra expresión facial y nuestra postura nos delatan. Es algo inconsciente, y el problema de lo inconsciente es que no lo puedo ni evitar ni controlar, ya que no me doy cuenta.
Ahora, ¿cuál será el secreto para crear en las personas el deseo de servir? Sin duda no es una tarea fácil, ni un resultado que veamos a corto plazo; pero considero que quienes poseen ese deseo son personas que están conscientes de los beneficios que obtienen al servir.
El Dalai Lama dice que la felicidad comienza cuando encontramos un oficio en el que podamos servir a los demás y darnos cuenta a diario del bien que le producimos, por muy pequeño que sea.
Es decir, que cuando le encontramos un propósito a nuestro trabajo en pos de servir a los demás y hacer una diferencia en su vida, es cuando el servir se forma parte de nuestra vida y más que una tarea, es un hábito que nos nace del corazón.
Quizás no me van a pagar por servir mejor a mi cliente, pero sin duda disfrutaré más mi trabajo con una actitud positiva hacia el servicio. De igual manera lo tengo que hacer.
En Guatemala se utiliza mucho la expresión “en qué le puedo servir”, honremos esta bella expresión no diciéndola de la boca para fuera sino desde el fondo del corazón.
“El que no sirve para servir, no sirve para vivir.”