“Quiero hacer lo que toda la vida he soñado hacer y si no lo hago ahora se me pasará la oportunidad”.

 

En columnas anteriores hemos hablado de la importancia de desarrollar metas y objetivos en nuestra vida para realizar nuestros sueños. El tema que trataremos hoy es la primera de tres técnicas enfocadas a alcanzar el éxito y el liderazgo transformacional en nuestra vida y en Guatemala. Si tomamos a un grupo de grandes empresarios, cada uno líder en distintas áreas, nos daremos cuenta que todos por muy distintos que sean tienen una cosa en común: cada uno sabe cuál es su propósito en la vida, cuál es su llamado, el porqué de su existencia.

Una de las preguntas que más nos hacemos los seres humanos es ¿para qué estoy en este mundo? ¿Cuál es el propósito de mi vida?

¡Qué pregunta más fuerte! ¿O no? Aunque creamos que no, todos y cada uno de nosotros tenemos un propósito. El reto es descubrirlo.

John Maxwell dice que hay dos días vitales en nuestra vida: el día que nacemos y el día que descubrimos por qué. Una vez nacemos pasamos nuestra vida intentando descubrir para qué nacimos. La forma más fácil de darme cuenta de que no tengo propósito es la falta de motivación hacia mi futuro, hacia lo que hago, el sentimiento de vacío que genera el no saber la razón por la que me levanto todos los días.

Ustedes se estarán pensando, ¿cómo encuentro el propósito de mi vida? ¿Qué cosas disfrutas hacer? ¿Qué te divierte o apasiona? ¿Para qué crees que eres realmente bueno? ¿Cuál es el trabajo que siempre soñaste realizar? Formularte cualquiera de estas preguntas es el primer paso. Muchos eligen la carrera profesional más por si les hará ganar dinero que por pasión o vocación. De hecho, cuando comienzan las clases en la universidad cada alumno se presenta y cuenta por qué eligió esa carrera.

Aunque no lo crean, aún me encuentro con respuestas como “mi papá quería que lo estudiara”, “porque quiero ganar dinero” o incluso “no sé”. En mi opinión, tener claro cuál es mi propósito en la vida de alguna manera me simplifica la vida. Es como cuando quieres llegar a un lugar y lo único que tienes es la dirección. El camino que tomes para llegar ahí es indiferente, lo importante es que llegues a esa dirección específica. Hace algún tiempo escuché una historia de un exitoso hombre de negocios que a los 60 años y en la cúspide de su carrera como presidente de una influyente empresa, presenta su carta de renuncia a la junta directiva.

Cuando le preguntan la razón de su renuncia su respuesta fue “quiero hacer lo que toda la vida he soñado hacer y si no lo hago ahora se me pasará la oportunidad”. Su sueño era tocar chelo. Nadie entendía cómo alguien renuncia a un cargo tan codiciado por tocar chelo. Sin importar lo que pensaba la gente ,dedicó todo su tiempo a aprender a tocar para convertirse en el mejor chelista de su país. Admirable, ¿no? Esta historia nos enseña que no debemos dejar ese sueño de lado y que definitivamente nunca es demasiado tarde para comenzar.

Descubre tu propósito y verás. “El secreto de la existencia humana no solo esta en vivir, sino también en saber para qué se vive”. Fiódor Dostoievski