Conquista perpetua:
“Ofrece a tus clientes una relación a largo plazo, y haz lo posible por construirla y mantenerla.” Brian Tracy
Siempre me ha parecido que el proceso del enamoramiento es similar al proceso de captación y conservación de clientes, por lo que en algunas charlas sobre servicio inicio el tema con una analogía sobre la conquista y las relaciones de pareja. Comienzo haciendo preguntas sobre cómo se comporta el hombre y la mujer cuando están en ese escenario previo al noviazgo.
Independientemente del país donde me encuentre, las respuestas a estas preguntas no varían mucho. Primero le hago la pregunta a las mujeres y me aseguro que solo ellas contesten. Esto funciona como una catarsis para las señoras cuando escuchan la siguiente pregunta:
“¿Qué hace el hombre cuando quiere conquistar a una mujer?” A lo que ellas después de pensar un poco responden: “Es detallista, está pendiente, regala flores y chocolates, abre la puerta del auto, es paciente, escucha, le gusta conversar, llega temprano y se porta bien”.
Como se imaginarán esto provoca un revuelo entre los participantes, sobre todo del sexo masculino, quienes preparan en su mente la respuesta. Me encanta ver sus rostros anhelando que les haga la misma pregunta a ellos. Y después de unos segundos de misterio pregunto: “¿Qué hace la mujer cuando quiere conquistar o ser conquistada?” No he terminado de hacer la pregunta cuando escucho gritar desde algún lado del salón: “Se arregla” (casi siempre es la primera respuesta) Además de “No llama todo el día, se cuida, a todo dice que sí, cocina rico, tiene una actitud positiva, no molesta, etc”.
A lo que luego pregunto: “Después de tres años de matrimonio, ¿seguimos siendo los mismos?” Aquí la respuesta es al unísono: “NO”.
En eso sí estamos de acuerdo, tanto hombres como mujeres. Ambos dejamos de hacer las cosas que hacíamos antes de casarnos.
¿Por qué será que dejamos de conquistar? ¿Por qué cambiamos radicalmente nuestro comportamiento? ¿Será que realmente creemos que una hoja de papel firmada por un abogado nos asegurará el amor de nuestra pareja para siempre?
- En mi opinión, lo que hacemos es simplemente un engaño. Nos comportamos de una manera para “captar” a nuestro “cliente” y luego cuando ya lo tenemos seguro sacamos las garras y nos mostramos como somos en realidad. Al inicio de la relación le damos la mejor cara, estamos pendiente de él, le devolvemos las llamadas inmediatamente, le cumplimos lo que prometemos e incluso llegamos al punto de darle regalos para conquistarlo.
¿Cuánto de esto seguimos haciendo una vez el cliente firmó? ¿Realmente seguimos demostrándole a través de nuestras acciones que es importante para nosotros? ¿O creemos que por haber firmado un contrato está obligado a ser fiel a nosotros?
La relación con los clientes es, al igual que en el matrimonio, como una plantita la cual debemos regar y cuidar si deseamos mantener una relación a largo plazo.
Nuestro objetivo debe ir mucho más allá de captar nuevos clientes, debe ser mantenerlos para toda la vida.
Si deseas estrategias para fidelizar a tus clientes, no te pierdas “Fidelízame”.
¡Te veo en quince días!