Camino a la excelencia: 

Una vez, un señor muy adinerado decide emprender un viaje muy largo, pero antes de irse llama a su fiel colaborador Pedro y le dice que durante el año que esté de viaje, él debe construir una casa en uno de los terrenos que poseía. Antes de marcharse, el señor se despidió diciendo: “utiliza los mejores materiales y no olvides hacer el mejor trabajo que puedas”.

Pedro comenzó al día siguiente, compró los primeros materiales, de la mejor calidad y comenzó a hacer los cimientos de la casa. Al tercer día de trabajar bajo el sol y muy cansado pensó: “Nadie me está viendo. ¿Por qué me afano tanto en trabajar, si nadie me controla?”. Así que dejó su trabajo para descansar. Los días siguientes trabajaba medio día y aprovechaba las tardes para salir con los amigos.

A medida que se gastaba el dinero en sus propios afanes y, viendo que cada vez le quedaba menos, fue comprando materiales de menor calidad, solamente lo que necesitaba para terminar de construir la casa. Así paso el año y Pedro terminó la casa justo al tiempo en que su patrón volvió de viaje.

Cuando el patrón volvió, le pidió a Pedro que le mostrara la casa y, al verla, le preguntó: “¿Estás seguro que hiciste tu mejor trabajo? ¿Estás seguro que diste lo mejor de ti?” Pedro, avergonzado de su trabajo, sin mirarlo a los ojos, le respondió que sí. El patrón, con una palmada en la espalda, le dijo: “Qué bueno Pedro, porque la casa es un regalo para ti”.

¿Cuántas veces hacemos sólo lo que nos piden? ¿Cuántas veces lo hacemos de mala gana? ¿Cuántas veces hacemos las cosas sólo para salir del paso?

Una vez le pregunté a alguien: “Si igual lo tienes que hacer, ¿por qué lo haces de la peor manera?” Sólo me miró sin comprender realmente lo que quería decir. Vamos por la vida dando lo necesario. Diciendo: “¿Para qué más?” “¿Qué voy a ganar yo con esto?”

¿Se imaginan la vergüenza y frustración que sintió Pedro cuando su patrón le dijo que la casa era suya? Pensando constantemente en todo el esfuerzo que no hizo, en los malos materiales que utilizó. ¿Por qué? ¿Porque no era para él? Entonces, ¿no podemos ser excelentes para los demás?

En mi opinión, la excelencia personal es hacer las cosas lo mejor que se pueda, siempre. No importa para quién es o si es día lunes. No importa si no es mi trabajo o si no me van a pagar más por hacerlo. Al fin y al cabo, no lo debemos hacer por nadie más que por nosotros mismos.

¡Por qué hacerlo a medias si lo podemos hacer increíble! La excelencia es la antítesis de la mediocridad. Independientemente si recibiremos o no una felicitación por nuestro trabajo, debemos hacerlo con excelencia; es decir, dar lo mejor de nosotros en cada cosa que hagamos, por pequeña que sea. No importa si tu trabajo es sólo hacer café, esmérate en hacer el mejor y más rico café que nadie haya probado.

Key line

No importa qué hagas, hazlo con una gran sonrisa y lo mejor que puedas. Sé excelente.