Súper Mamá: 

Despertar, ducharse, vestirse, arreglarse, preparar loncheras, bañar y vestir a los niños, darles desayuno, dejarlos en el colegio, ir a trabajar, ir al súper, llegar a la casa, hacer cena y almuerzo para mañana, revisar tareas, ponerles pijama, lavarles los dientes, contarles un cuento, quitarse el maquillaje, ponerse la crema para las arrugas, ponerte el pijama y desmayarse en la cama hasta el día siguiente.

Nadie dijo que ser mamá era fácil. Y más si a todo esto le sumamos el ser esposa, hija, hermana, ama de casa, amiga, estudiante, profesional, etc. Sin duda, son muchos los roles que ejercemos.

Las madres trabajadoras tenemos un gran sentimiento de culpa cuando debemos dejar a nuestros hijos en casa y aún cuando el horario nos exige estar más tiempo en la oficina que en nuestro hogar. Para algunas mamás trabajar es una opción, pero para la mayoría es una necesidad.

En un estudio realizado en la Universidad de Columbia se investigó el impacto que tiene para un bebé menor de un año el que su mamá lo dejara por volver al trabajo Aunque ustedes no lo crean, la conclusión fue que si las mamás regresan a trabajar en el primer año de vida de sus hijos, el bienestar del bebé no se ve afectado en absoluto. Esto nos muestra que en la mayoría de casos somos nosotras las aprensivas.

Los beneficios del trabajo para las mujeres son muchos. Quienes trabajan fuera de casa sufren de menos enfermedades, son más seguras de sí mismas, exponen de mejor manera sus necesidades y son más asertivas. Generalmente, tienen más satisfacción en la relación con su pareja, son más sociables, cuidan más su físico, tienen más alta autoestima y gozan de independencia económica.

Todas estas ventajas son debido a la realización personal que produce el sentir que servimos para algo más que para cuidar niños y ser ama de casa. Cuando una persona se realiza, dentro de ella surge el líder que todos llevamos dentro. Nos da el empoderamiento para realizar nuestros sueños y convertimos en la heroína que somos.

Para poder disfrutar de todos estos beneficios, y poder ser mamá, profesional y mujer sin morir en el intento, debemos desarrollar en nosotros una serie de habilidades que nos ayudarán a mantener el equilibrio en nuestra vida personal y profesional.

El equilibrio, a mi parecer, es la base del éxito. Es decir, por el trabajo no debo descuidar mi familia, ni por mi familia descuidar mi relación de pareja. Dedica tiempo a salir con tu familia a pasear y salir un poco de la rutina. Juega con tus hijos, aunque sea diez minutos al día. Escápate con tu marido o pareja a una noche romántica y así revivir la pasión.

Todo lo anterior es importante, pero nada de esto será sostenible en el tiempo si no dedicas tiempo para ti. La mayoría de las madres nos dejamos en el último lugar de la lista de prioridades, sin darnos cuenta que lo único que provoca a la larga, es que no tengamos la energía ni la motivación necesaria para cumplir todos nuestros roles.

Un factor importante es la organización del tiempo. Lleva durante una semana un diario de todo lo que haces en el día y evalúa dónde puedes estar invirtiendo tiempo innecesario. Luego, desarrolla el horario que crees que es el más conveniente para tu estilo de vida, tomando en cuenta darle el tiempo necesario a cada uno de tus roles. Recuerda que la cantidad no hace la calidad.

El esfuerzo de ser súper mamá vale la pena. ¡Feliz día a todas!