El tiempo vale oro  1

“No tengo tiempo” es una de las frases que más mencionamos y que más se nos viene a la mente. En la mayoría de los casos es sumamente válida, pero de igual manera al decirla nos lavamos las manos de muchos de los compromisos y deberes que tenemos. Lo más triste es que muchas de estas veces la excusa es para nosotros mismos.

Para mí, la gestión del tiempo es una de las habilidades más difíciles de desarrollar, pero también una de las más necesarias. A muchos de nosotros sin lugar a duda nos quita el sueño, independiente si trabajamos en una oficina o desde casa. Por esto debemos saber que el aprovechamiento del tiempo es una cuestión de hábitos y que, a medida que los vamos incorporando en nuestra rutina diaria, se nos va haciendo cada vez más fácil el administrar nuestro tiempo.

Quiero comenzar rompiendo un paradigma y es que siempre vivimos culpando a algo o alguien por nuestra falta de tiempo. Sin embargo, la triste y dura realidad es que los únicos responsables somos nosotros. No es culpa ni del tráfico vehicular, ni del trabajo ni mucho menos de la familia. Nos vamos llenando cada día de más compromisos y no planificamos de manera efectiva las horas que tenemos disponibles para llevarlos a cabo.

Comenzaremos viendo algunas tácticas, sabiendo de antemano que el resultado y la eficacia de ellas depende de nosotros. Debemos identificar cuáles son nuestros perdedores de tiempo y qué actividades realizamos que en realidad no deberían tener la prioridad que tienen.

Hay muchísimas formas de perder el tiempo: dormir de más, jugar en internet, ver televisión y no podría dejar de mencionar las famosas redes sociales que han producido que la gestión del tiempo de hoy sea muy distinta a la de hace 10 años.

Por esta razón, realizarás primero una lista de estos factores que te hacen perder el tiempo, pero para hacerla realmente efectiva hay que incluir cada factor por muy  pequeño que sea o insignificante que parezca.

Segundo, una vez que los tengas identificados, desarrollarás tu horario personal, desde la hora en la que te despiertas hasta la hora en la que normalmente te vas a dormir. En este horario debes incluir también el tiempo que inviertes en comer y en trasladarte de un lugar a otro.

Tercero, debes identificar las horas en las que más energía tienes y ubicar en esos horarios las actividades que más esfuerzo te requieran. Siempre cerciórate que el horario que diseñaste sea realista y que incluya algunas horas de ocio y entretenimiento como también de ejercicios. Una vez lo hayas terminado, ponlo a prueba una semana para comprobar qué ajustes debes realizarle para que quede, literalmente, hecho a tu medida.

Debemos tener claro que seguir un horario estipulado no es fácil, por lo que en un inicio no debes ser tan estricto y dejar cierto rango a la flexibilidad. Ni tampoco olvidar el darte un premio por haberlo cumplido, ya que ésta será la dosis de motivación que necesitas para seguir aplicándolo.

Hay muchas técnicas, por eso la próxima semana veremos más para aprender a planificar nuestro tiempo efectivamente, ¡no te lo pierdas!

Y nunca olvides que “Quien decide qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo eres única y exclusivamente tú”.