TE PEGO
En la fila de una farmacia, Ana esperaba pacientemente su turno para ser atendida. Delante de ella se encontraba una madre con su hijo, el cual la miraba con una mirada muy tímida, incluso temerosa.
Ana le sonrió al niño y él inmediatamente escondió su cara en las faldas de su madre. Momentos después el niño un poco más inquieto por la larga espera, botó, sin querer, una de las cajas de los aparadores. Inmediatamente la madre lo tomó del brazo y lo sacudió gritándole “ o te quedas tranquilo o te pego”.
El niño miraba a Claudia, esta vez directamente, pidiéndole ayuda con su mirada. Sus ojos negros y tristes solo podían expresar la tristeza que sentía.
La madre al ver que el niño no le ponía atención, lo golpea en la cabeza y le grita “¡te estoy hablando patojo!”.
En ese momento la heroína que todas las mujeres llevamos dentro se apoderó de ella y armándose de valor le dijo “señora esa no es manera de tratar a un niño”. Hubo un silencio rotundo en la fila, y Claudia sintió cómo cada mirada se iba clavando en ella. Los segundos se le hicieron eternos viendo cómo se daba vuelta lentamente.
La madre la miró fijamente a los ojos y le dijo “usted no es su madre, no se meta”. Claudia fue invadida de miles de diversas respuestas, pero prefirió callar. No pudo sacar de su mente durante todo el día los ojos llorosos del niño.
¿Por qué? ¿Con qué necesidad? A pesar de que Claudia no tenía hijos, no lograba entender por qué era necesario pegarles. No dejaba de preguntarse ¿serán necesarios los golpes para lograr que obedezcan?
Movida por la curiosidad investigó las consecuencias de golpear a un niño, por lo que al llegar a la oficina encontró la siguiente información: los niños forman su personalidad a través de sus experiencias. Los estudios concuerdan en que las consecuencias negativas del “castigo físico” son mucho mayores a los beneficios que podamos obtener de él. Existen varios efectos secundarios, pero quizás uno de los más evidentes es la agresividad, generando efectos negativos en el desarrollo de la personalidad y en el desarrollo social del niño.
¿Qué mensaje le estamos enviando a nuestros hijos? ¿Que las cosas se arreglan a través de golpes? Con razón criamos niños violentos que luego se desquitan con sus compañeros de clase por pura necesidad de venganza.
Estoy consciente que muchos padres no lo hacen por maldad, sino por desconocimiento de las consecuencias, pero por creer que estamos “disciplinando” a nuestros hijos, en realidad los estamos convirtiendo en seres desafiantes y agresivos.
Los seres humanos tenemos capacidad de razonar y sobretodo de comunicarnos. En mi opinión, el castigo físico no solo crea agresividad y distanciamiento emocional del niño hacia sus padres, sino también afecta a la autoestima del niño, enseñándole que las cosas se solucionan con las manos y no con las palabras.
La mejor forma de enseñar es con el ejemplo, demuéstrale a tus hijos, con tus acciones, que son capaces de solucionar sus problemas comunicándose y no golpeando.
Debemos explicarles a los niños qué hicieron mal y las consecuencias de su comportamiento, de manera que ellos comprendan la razón por la cual se les está reprendiendo.