¿Me estás escuchando?

“¿Tienes un minuto? Hay algo que te quiero hablar, ¿me podrás escuchar? Cuando tengas tiempo, me avisas. ¿Me estás escuchando? Necesito que me escuches, no que me des soluciones. No me estás poniendo atención, ¿no te interesa? Eres una egoísta. Solo a ti te gusta hablar.”

¿Cuántas veces han salido de nuestra boca alguna de estas frases? ¿Quién no se ha sentido frustrado cuando no nos escuchan y nuestras necesidades de desahogarnos se ven frustradas por la indiferencia de nuestro interlocutor?

Oír y escuchar son comúnmente interpretados como sinónimos, sin embargo no podrían ser más diferentes. Mientras oír es un proceso fisiológico en el que nuestro sentido auditivo nos permite percibir los sonidos; el escuchar es la capacidad de poder captar un mensaje para luego interpretarlo y darle un sentido a lo que escuchamos. Es decir, que por más que alguien oiga no significa que escuche. Y peor aún, a pesar que está oyendo probablemente no está entendiendo ni una sola palabra de lo que queremos decir.

La habilidad de escuchar al prójimo está, en mi opinión, devaluada. Incluso cuando hablamos de comunicación generalmente lo aludimos al lenguaje verbal y pocas veces a la capacidad de escuchar. Olvidamos que la mitad de la comunicación humana consiste en escuchar a  los demás. ¿Se imaginan cómo serían las relaciones si no fuera la comunicación en ambas vías?

Un acertado proverbio chino dice “El Gran Arquitecto del Universo hizo al hombre con dos orejas y una boca; para que escuche el doble de lo que habla”.

¡Muy cierto! ¿o no? La primera vez que lo leí me hizo mucho sentido. La mayoría de nosotros estamos más enfocados en hablar de nosotros mismos que en escuchar a los demás.

Estoy consciente que la habilidad de saber escuchar es una de las más difíciles de adquirir; siendo muy común el interrumpir a nuestro interlocutor mientras habla, distraernos, predisponernos a lo que nos van a decir, escuchar selectivamente, aconsejar cuando no nos lo han pedido o reírnos de lo que nuestro interlocutor dice. Situaciones cotidianas que suceden más en estos tiempos en los que difícilmente no tendremos de por medio un teléfono celular o una computadora.

Hay muchos tipos de escucha. Dentro de las más importantes se encuentran la marginal, la evaluativa y la asertiva. La escucha marginal es cuando la persona está más preocupada de sus propios intereses y pensamientos. Oye al mismo tiempo que está pensando qué decir o qué contar. Es de las típicas personas a la que le estás contando algo  y te cambia el tema rápidamente a alguno de su interés, que en la mayoría de los casos es algo que los involucra a ellos.

La escucha evaluativa es cuando quien escucha está evaluando en todo momento lo que decimos, pensando en la respuesta que nos dará o en la posible solución que no hemos solicitado. Es la típica persona que termina las frases de quien está hablando y trata de finiquitar luego el asunto y pasar al siguiente punto.

Estos dos tipos de escucha, a pesar del hecho de ser comunes, no significa que sean correctos. Si quieres conocer y adquirir la habilidad de escuchar, no te pierdas “Escucha activa” la próxima semana y mientras, evalúa la calidad de tu escucha.

¿Por qué hay cosas que no logramos guardar en nuestro “disco duro” y otras que por más que queramos no las podemos sacar…

Posted by Pao Rivano on Monday, April 2, 2018